En defensa de la traducción médica (a la sombra de los hiperónimos en flor)
Llama la atención el interés que últimamente se observa por no hablar de traducción médica. Ni en congresos, ni en cursos, ni en las redes. A la sombra de los hiperónimos en flor (que si traducción de ciencias de la salud, que si traducción biosanitaria, que si traducción biomédica, que si traducción científica, ¡incluso traducción técnica!), parecen querer que nuestra especialidad, la traducción médica, pierda prestancia y vigor, cuando es una de las más demandadas en muchos países.
Los traductores médicos estamos ultraespecializados en la traducción de textos de medicina («ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano»), escritos por lo general por médicos u otros profesionales de la salud, y destinados por lo general a los médicos y a los pacientes. Como toda ultraespecialidad requiere, además del dominio de la traducción, profundos conocimientos de la materia en cuestión; en este caso, de medicina. Nos apasionan la medicina y la traducción (no necesariamente en ese orden), y somos muy conscientes de la necesidad de estudiar y aprender todos los días, para estar al tanto de lo que ocurre en un ámbito que evoluciona y avanza a una velocidad incomparable.
Queremos que se hable de nuestra querida traducción médica en revistas de medicina y de traducción y en los correspondientes congresos, reuniones y jornadas, y que tenga la presencia que merece en las redes.
Yo pienso seguir defendiendo apasionadamente la traducción médica en mi muro de Facebook («Traducción médica aplicada»), en mi cuenta de Twitter (@tradumedic), en mis presentaciones del próximo octubre en varias ciudades de Argentina y en Washington (ATA58), y allá donde me inviten y acepten mis condiciones.
El 21 de junio de 2017, Elena Tereshchenkova y Dmitry Kornykhov me entrevistaron en su programa de internet Translators on air. También allí defendí la traducción médica durante 90 minutos. Puedes ver la entrevista completa aquí.