La revista Skopos no tiene quien la critique

culpables

Hace unos meses, Google me avisó de que mi nombre aparecía citado en alguna publicación. Fue ese aviso lo único que me llevó a buscar la cita, que resultó aparecer en una misteriosa y menos que minoritaria revista electrónica que se autodenomina «Skopos: revista internacional de traducción e interpretación», de la que probablemente nunca hayas oído hablar ni vuelvas a oír nunca.

Mi nombre, efectivamente, aparecía en un artículo firmado por uno de los más conspicuos trepas del mundo de la traducción médica del inglés al español. Ya sé que doy pistas insuficientes, porque por desgracia la figura del trepa es extremadamente habitual en nuestra profesión. Pon al que más te guste, ¡su nombre no merece aparecer en mi bitácora!

Te ahorraré el soporífero, pretencioso, pedante e inútil artículo y me limitaré a la referencia a mí (las negritas son mías):

«El autor que más atención ha prestado a la traducción de protocolos de ensayos clínicos es Mugüerza, quien amplía en un prolijo manual (2012) las ideas expuestas en sus conferencias y en un artículo de 2010. El manual puede servir a modo de introducción a este campo de la traducción, aunque se le ha achacado cierta falta de rigor y un exceso de divagaciones en apariencia inconexas con una disciplina científica como la investigación farmacológica (cita)».

El autor del artículo, en su intento de desprestigiarme, califica mi manual de «prolijo». Debería saber, si fueran la cultura y el conocimiento quienes le guiaran, y no la pedantería y la intención de dañar, como es el caso, que en español «prolijo» significa muchas cosas negativas (DLE: «largo, dilatado con exceso, impertinente, pesado molesto») pero también otras positivas («cuidadoso o esmerado»). Nos quedamos sin saber si aquí había intención maliciosa o no, pero queda patente su desconocimiento del idioma.

«Se le ha achacado cierta falta de rigor y un exceso de divagaciones en apariencia inconexas (…)».   Obsérvese (además del error gramatical: debe ser «se le haN achacado») que, sin aclararlo, se refiere a la única reseña no positiva que ha recibido mi manual, que fue publicada por una camarilla de mediocres de una asociación que, por cierto, está en sus últimas horas.

Ya he dejado claro que el autor del artículo de Skopos es un ignorante. Pero de esta segunda parte se derivan su escasa profesionalidad, su nulo compañerismo y la bajeza que le caracterizan. No se trataba de citar una reseña (la única negativa, insisto), sino de un ataque en toda regla con los más rudimentarios hábitos mafiosos.

Desde su publicación en 2012, mi manual http://www.esteve.org/protocolos/ ha ayudado y ayuda a centenares de traductores médicos, que en numerosas ocasiones han tenido la generosidad de hacérmelo saber y de pedirme que les firmara su ejemplar en mis múltiples intervenciones públicas en congresos, cursos y jornadas. Muchos son también quienes lo consideran una herramienta de trabajo imprescindible que nunca falta junto a su teclado.

Escribí a la revista para exigir mi derecho a defenderme, pero no cuenta con apartado de «cartas al director». Cuando me dirigí a las responsables editoriales para reclamar este derecho me ignoraron porque, como digo, esta revista no tiene quien la critique ni, desde luego, quien la lea. Y menos a este paso.

¿Un vínculo para leer el libelo? Ni ese favor le haré a esta gente, ¡que se compren un apartado de «cartas al director»!

[1] A finales de abril de 2016 me entero de que esta persona ha dimitido como directora.